domingo, 29 de enero de 2012

No se merecieron ser cuartos.


Ni la llamada final de consolación sirvió para animar a una selección española que aún estuvo pensando en el duelo de semifinales contra Dinamarca. De ello se aprovechó Croacia para llevarse el bronce al ganar por 31-27. España acaba en un cuarto puesto que confirma que se ha consolidado en la élite del balonmano, pero que, tal y como se ha dado el Europeo, deja un sabor amargo. Eso confirma que tienen mentalidad de campeones.

El torneo no termina de la mejor manera para un combinado que, hasta semifinales, había sido el mejor de todos. Pero a la hora de la verdad faltó ese plus que separa a los buenos de los mejores. Todo el rédito conseguido se escapó contra Dinamarca y no quedó nada para afrontar el partido contra Croacia por el tercer puesto.


Por si fuera poco, en ataque se volvió a estar espesos. No apareció la vieja guardia y tuvo que ser el joven Sarmiento el que tirara del carro con siete goles de diez lanzamientos y todos ellos en situaciones clave.A los de Valero Rivera se les vieron todos los defectos que habían ocultado en las dos últimas semanas. Y la defensa, ese aspecto que nos había llevado hasta semifinales, se resquebrajó ante las llegadas croatas. Entre Lackovic y Cupic (siete goles), Vori (seis, 100% de efectividad) y el juego del mago Balic hicieron un descosido.

Uno abajo al descanso, pese a todo
Todo quedó reflejado en el marcador. A los 18 minutos España iba cinco goles abajo (5-10) y sólo había hecho tres tantos en jugada porque los otros dos fueron de Iker Romero desde los siete metros. Gracias a que Croacia tampoco estaba haciendo un partido decente, la selección española se metió de nuevo en el encuentro y consiguió irse uno abajo al descanso (12-13) e, incluso empatar en el arranque de la segunda mitad.


Tampoco ayudó la lesión de Víctor Tomás tras un gol, ya que estaba siendo de los pocos que se salvaban de la selección, ni la suerte en los rechaces, ni algunas de las decisiones de los colegiados alemanes, si bien no influyeron en la derrota española.Todo ese trabajo se echó por la borda según transcurrían los minutos. Croacia volvió a coger ventaja de forma paulatina. Pérdidas de balón absurdas, fallos incomprensibles en el tiro y defensa desconcentrada ayudaron a que Croacia volviera a esa renta de cinco goles. Incluso llegó a aumentarla a seis (16-22, minuto 42).

El fallo decisivo
A pesar de todos los males que afloraban, España tiró de nuevo de casta para reducir la distancia y ponerse a dos goles a falta de cinco minutos (26-28). García Parrondo pudo poner al equipo a un tanto, pero erró desde los siete metros en el peor momento. Ese fallo hundió definitivamente las esperanzas españolas de conseguir un bronce que se va para Croacia. Toca ahora levantarse para clasificarse para los Juegos Olímpicos y defender en Londres el bronce de Pekín. Porque España tiene equipo para colgarse el oro dentro de seis meses.

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