Los penaltis hicieron justicia con Italia.

A la Italia más ofensiva desde 1982 le faltó Rossi para concretar su dominio, pero acabó pasando a las semifinales. Inglaterra jugó de nuevo con fuego pero esta vez se quemó. Se escudó en su estilo bien practicado durante un rato, y muy mal durante 90 minutos: no le llegó y se quedó en el camino.

Y eso que estos cuartos tenían pinta, en sus inicios, de convertirse en los más igualados del torneo. Se jugaba en las áreas, al principio en las dos, y un par de grandes oportunidades en los primeros cuatro minutos dieron la bienvenida a los más rezagados. De Rossi lanzó un zapatazo desde lejos con su zurda al palo. Parecía un intento de sorprender a los ingleses pero pronto se vio que era una estrategia para marcar a falta de espacios, y lo intentaron desde fuera del área Balotelli, Montolivo, De Rossi de nuevo, etcétera.

Tras el susto inicial, Inglaterra mostró en los primeros veinte minutos su mejor versión en 15 años. Era la demostración palpable de que a su manera podía. Se replegaban bien, salían a la contra, especialmente por la banda derecha donde Johnson hasta encontró la confianza para buscar el remate en el área pequeña. Buffon sacó una mano de no se sabe bien dónde para desbaratar su oportunidad, la mejor del partido para los pross. Todo antes de los cinco minutos.

Sin talento para dominar, Inglaterra se fue retrasando a partir de la media hora y ya hasta el final no fueron capaces de dar tres pases seguidos: su peor cara en 15 años. O más. Todo quedaba a expensas de una falta bien lanzada de Gerrard. El portero Hart acabó siendo el jugador inglés que más tocó el balón.

La segunda parte seguía el modelo del final de la primera. Llegaron nuevas ocasiones italianas pero sin ver puerta. Hart no detuvo un tiro lejano, pero Balotelli no supo concretar el rebote que cayó a sus pies.

Balotelli. El delantero, como casi siempre, merece un párrafo aparte. Lo más anecdótico fue como hizo callar a De Rossi, fue el más activo de los delanteros italianos y pudo marcar tras un 'cabezazo' de la muerte de Cassano o en algún otro de los diez disparos que realizó a portería. Curiosamente, ante España, Croacia y ayer también decepcionó cuando tuvo tiempo para pensar. Un pase de Pirlo, que extrañamente se movió con total libertad, le dejó solo pero el viejo Terry llegó a tiempo para desbaratar su chut.

Hasta los suplentes (Nocerino lanzó un balón al palo en la prórroga y le anularon un gol por fuera de juego) caían en el mismo pecado de no acabar bien (en gol). Y al final los penaltis. Italia ganó como premio a Pirlo por su penalti a lo Panenka. Por cierto, el vencedor real del partido fue Alemania que contará con dos días de descanso más y una prórroga menos.