jueves, 26 de enero de 2012

Que grande eres Rafa!


Rafael Nadal se clasificó para la final del Open de Australia después de doblegar en semifinales a Roger Federer en cuatro sets y un épico partido. Será la cuarta final de Grand Slam -y la séptima en los últimos ocho 'majors'- para el balear, que buscará su segundo cetro en las Antípodas ante Novak Djokovic o Andy Murray.

Rafa Nadal y Roger Federer están curtidos en mil batallas, guerras planteadas en los mejores escenarios posibles y, en la mayoría de los casos, con la conquista de un título como premio. En este caso la victoria no conllevaba consigo un trofeo, pero tiene un valor casi más importante. El español ganó al suizo por un marcador global de 6-7(5), 6-2, 7-6(5) y 6-4 tras tres horas y cuarenta y dos minutos de acción y se clasificó para su décimoquinta final de Grand Slam, segunda en las Antípodas. El capítulo 27 de una de las historias más bonitas de este deporte cayó del lado de Rafa, que fue de menos a más y brilló sobremanera en los momentos en los que la gloria llama la atención del campeón.

Federer salió revolucionado a la Rod Laver Arena. Era como si hubiera ajustado el calibre de su fusil y atinase en cada disparo que se propusiera. Incontestable con el servicio, rompió el de Nadal en el inicio y tomó una ventaja ratificada con un revés exquisito. Un torbellino de golpes cortos y mesa de ping-pong. El balear, agazapado en la trinchera, reaccionó a tiempo para dar la vuelta a la situación. Se metió en pista para seguir el tan debatido guión de agresividad que tan buen resultado le había dado en rondas anteriores, recuperó la desventaja adquirida y forzó la resolución del set en la muerte súbita. En el tie-break, fue de nuevo el suizo quien tomó las riendas, acabando por sellar la manga a su favor en la tercera bola de set de la que dispuso.

Nadal miró a su tío Toni preocupado cuando cedió un nuevo servicio en el juego inicial del segundo set. Federer es de esos jugadores a los que no se les puede dejar un punto de ventaja porque te pueden resolver el partido sin apenas oposición. Reaccionó el balear a base de tesón y un juego que obligó a ambos a meter una marcha de más. Era el momento de volver a conectarse en el partido y lo hizo de la mejor forma posible, firmando ruptura tras ruptura hasta verse por delante en el luminoso. El juego se paró con 5-2 a favor de Nadal para disfrutar durante un cuarto de hora de los fuegos artificiales que celebran el Día de Australia en Melbourne. Incomprensible, pero es lo que dicta la tradición. En la reanudación, doble falta de Federer, juego en blanco al resto de Nadal y vuelta a empezar.

Nadal sacó petróleo con sus pasantes
La 'pájara' de Federer se alargó hasta los 12 puntos de forma consecutiva, lo que obligó al de Basilea a salvar un 0-40 en el juego inicial del tercer set. En la grada suspiraba Mirka Vavrinec, que se llevó al estadio a las dos hijas de la pareja -las gemelas Charlene Riva y Myla Rose-, sabedora de que su marido parecía un globo que se iba deshinchando a medida que se consumía el partido. 25 errores no forzados (63 en el global del partido) y 4 dobles faltas son cifras inusuales en la estadística del helvético. Sin embargo fue él quien, en un ataque de genio, talento y elegancia, logró un break que a la postre no pudo ratificar. Ahí comenzó el partido de Nadal. El balear forzó la muerte súbita y sufrió para apuntarse el set (pasó del 6-1 al 6-5 para acabar resolviendo la manga a su favor con el servicio).


El próximo domingo (9.30, hora española), Nadal estará preparado para la batalla. Su rival se decidirá este viernes y saldrá del duelo que enfrente a Novak Djokovic y Andy Murray . "Prefiero jugar la final contra el que vaya a jugar peor. Ahora me quedan dos días para disfrutar de estar en la final", comentó Rafa antes de abandonar la pista.Más allá del resultado, Rafa dejó buenas sensaciones. Recordó por momentos al número 1 del mundo que rompió el maleficio español en Australia con la conquista del torneo en 2009 -ante Federer en una final recordada por las lágrimas del suizo en la ceremonia de entrega de trofeos-. Jugó metido en pista, sacó brillo a su revés cruzado, hizo acopio de un excelente juego de piernas corriendo y llegando a todo y levantó al público de sus asientos con 'passings' de todos los ángulos y colores. Apoyado en la épica que siempre le acompaña, Nadal levantó dos bolas de break adversas en el último juego antes de poder tumbarse en la pista para celebrar un triunfo que siempre recordará con una sonrisa en el rostro.

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